Pools brings Portada
Un juego que nació como un sueño raro entre pasillos vacíos y piscinas infinitas ahora aterriza en PlayStation con una propuesta que no solo se mira: se siente, se escucha y casi se huele. Aquí te contamos cómo lograron esa magia sin contártelo todo.
Pools: la experiencia que convierte los espacios liminales en un viaje inquietante dentro de PS5 y PS VR2
En el mundo de los videojuegos siempre hay títulos que buscan hacerte saltar, otros que quieren que pienses… y unos pocos que quieren hacerte sentir. Pools entra en esa última categoría. Este 25 de noviembre, el estudio Tensori Oy trae a PlayStation 5 y PS VR2 un proyecto que empezó como una especie de sueño febril: un recorrido por espacios liminales, esos lugares que parecen familiares pero a la vez despiertan una sensación rara, casi incómoda. La idea era simple: meterte en un ambiente que no sabes si es real o imaginado. Lo difícil era lograr que el jugador lo sintiera en el cuerpo. Y ahí es donde entra la magia del hardware de PlayStation.
Desde el inicio, el equipo tenía claro que si iban a llevar Pools a PS5, no podían hacerlo “a medias”. Había que aprovechar el DualSense y, sobre todo, las posibilidades del PS VR2 para generar algo que se acercara a una experiencia física. La promesa era ambiciosa: que no hiciera falta ver un monstruo para sentir que está ahí, respirando en algún rincón. Y al parecer, lograron lo que querían.
Lo primero que trabajaron fueron las sensaciones en el DualSense. La premisa era sencilla: si el juego trata de caminar por distintos espacios húmedos, fríos, ásperos o profundos, entonces cada superficie debe sentirse diferente. Por eso cada paso vibra con su propio “carácter”. En unos pisos, los pasos son ligeros; en otros, parecen hundirse. Y cuando el jugador entra al agua, no es solo un efecto visual. El control responde distinto según la profundidad o la velocidad de movimiento. Puede sonar como un detalle pequeño, pero cuando uno lo piensa, ahí está el truco: en un juego que apuesta por la inmersión total, esos pequeños matices son los que te convencen de que estás adentro.
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Además, usaron la vibración para crear momentos muy específicos. Uno de ellos—y sin spoilers mayores—es cuando te acercas a un pozo que parece no tener fondo, del que emerge un sonido extraño. La vibración aumenta conforme te aproximas y el DualSense reproduce un eco sutil desde su parlante. Es una mezcla rara pero efectiva: el sonido no solo se escucha, sino que se siente, como si algo respirara desde abajo. Igual pensaron en quienes prefieren una experiencia más suave: todo eso se puede ajustar o incluso apagar desde el menú, lo cual se agradece.
El otro gran frente fue el PS VR2. Aquí el estudio decidió no limitarse a convertir el juego, sino crear una versión prácticamente nueva. La base está, pero internamente la mayoría de visuales fueron rehechas para que el rendimiento no sufriera. Uno de los puntos en los que más trabajaron fue la representación del agua. La tecnología de eye-tracked foveated rendering del visor permite concentrar la calidad gráfica justo en lo que estás viendo, pero para que funcionara bien en Pools, necesitaban un sistema nuevo que hiciera que las superficies acuáticas se vieran naturales sin afectar los 90 FPS que buscaban mantener sí o sí.
Ese proceso fue tan intenso que los desarrolladores cuentan que prácticamente se encerraron a estudiar shaders, efectos y optimización por semanas. El objetivo era que, al sumergirte o mirar un reflejo, sintieras algo parecido a observar agua real. No prometen milagros, pero sí un nivel de detalle que hace honor a lo obsesivo que fue el trabajo. Y la verdad, cuando un estudio se toma la molestia de reconstruir visuales enteras solo para que el VR “se sienta correcto”, se nota el amor por el proyecto.
Más allá de lo técnico, la intención general del equipo siempre fue que Pools lograra esa inmersión silenciosa que muchos buscamos en experiencias de exploración atmosférica. Un espacio extraño, vacío, poco confiable, que te deja pensando si lo que escuchas está lejos o demasiado cerca. No necesitas persecuciones ni sobresaltos artificiales. Con solo un eco mal ubicado, un brillo raro en el agua o un pasillo que parece no terminar, el juego ya consigue su propósito.
Algo que también resulta práctico es que no tendrás que comprar el juego dos veces. Una sola compra te da las versiones de PS5 y PS VR2, así que puedes cambiar entre una y otra cuando quieras. Para quienes disfrutan primero en pantalla y después en visor, o para quienes quieren que un amigo lo juegue mientras otro lo experimenta en VR, es un plus que se agradece.
Con el lanzamiento tan cerca y una demo disponible en la PlayStation Store, Pools llega como una propuesta distinta dentro del catálogo actual. No viene a competir con grandes bombazos ni a llenar la pantalla de acción. Viene a recordarte que un juego también puede sentirse con los dedos, con los oídos, con ese instinto que te dice que algo está raro aunque no sepas qué es.
Y quizá ahí esté su verdadero encanto: en hacerte dudar si lo que sientes lo generó el juego… o tú mismo.
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