
El otro lado del gaming
Tras horas frente a la pantalla, los gamers de élite entienden que su rendimiento depende de más que reflejos rápidos.
Durante mucho tiempo se pensó que el gaming era un simple pasatiempo, una actividad de ocio sin mayores exigencias que pasar de nivel o vencer al rival en línea. Sin embargo, en los últimos años los deportes electrónicos se consolidaron como una disciplina que requiere tanto preparación como cualquier deporte tradicional. Detrás de cada torneo, streaming o campeonato internacional hay un trabajo silencioso que no solo depende de la habilidad en el teclado o la precisión con el mouse, sino también de rutinas físicas, salud mental y tecnología adecuada.
Un gamer profesional puede pasar entre cinco y diez horas diarias frente a la pantalla. Esta dedicación, que para muchos puede sonar excesiva, se entiende cuando hay contratos, patrocinios y títulos mundiales en juego. Pero esa misma intensidad también trae riesgos: fatiga visual, dolores musculares, problemas de circulación e incluso lesiones a largo plazo si no se toman medidas preventivas.
Los especialistas
Los especialistas en medicina deportiva han insistido en que la clave está en los hábitos. Pausas activas cada cierto tiempo, ejercicios de movilidad para cuello, espalda y muñecas, estiramientos y caminatas cortas son prácticas que cada vez más jugadores incorporan a sus jornadas. De hecho, un estudio citado por la Journal of the American Osteopathic Association revela que el 92,7 % de los gamers profesionales mantiene rutinas de actividad física fuera de la pantalla. En otras palabras, entrenar no es solo jugar: también implica cuidar el cuerpo.
La tecnología también juega un rol determinante. Marcas como Acer han entendido que el éxito del jugador depende tanto de su talento como del espacio donde compite. Por eso promueven el uso de monitores con reducción de luz azul, sillas ergonómicas y equipos diseñados para jornadas largas sin comprometer la postura ni la comodidad. Como lo explica Silvio García, director regional de Acer para Colombia y México: “El equipo adecuado no solo mejora el rendimiento, también protege la salud del jugador. Diseñamos soluciones que se adaptan a las necesidades reales de los gamers, desde la iluminación hasta la estabilidad del hardware”.
Pero la preparación no se limita a ergonomía y pausas. La nutrición e hidratación son pilares igual de importantes. Médicos especializados recomiendan mantener una dieta balanceada que aporte energía de manera constante y, además, beber entre dos y tres litros de agua diarios. Parece un detalle menor, pero es clave para prevenir problemas graves como la trombosis venosa profunda, una condición que puede afectar a quienes permanecen demasiado tiempo sentados sin movimiento.
El otro componente esencial es la salud mental. La presión de competir en ligas internacionales, los horarios de entrenamiento y la constante exposición al público generan un desgaste emocional que no siempre se nota a simple vista. Por eso, cada vez más equipos incorporan psicólogos deportivos y entrenadores de rendimiento, buscando que sus jugadores manejen la ansiedad, la frustración y la exigencia competitiva sin afectar su desempeño.
En este sentido, el discurso de las marcas empieza a alinearse con las nuevas realidades del sector. Acer, por ejemplo, no se queda solo en la venta de hardware, sino que apuesta por la idea de una disciplina integral. Como lo afirma García: “La concentración, la agilidad mental y la capacidad de recuperación dependen tanto del estado físico como del emocional. Por eso no se trata únicamente de tener la mejor tarjeta gráfica, sino de garantizar que el jugador pueda sostener su carrera en el tiempo”.
Todo esto muestra que la vida del gamer profesional va mucho más allá de las transmisiones en vivo o los torneos llenos de luces y pantallas gigantes. La verdadera preparación combina disciplina, autocuidado y tecnología que se pone al servicio del bienestar. Porque un jugador que cuida su cuerpo y su mente no solo mejora sus resultados inmediatos, sino que también prolonga su permanencia en un escenario donde la competencia es cada vez más exigente.
El futuro de los e-sports en Colombia y en el mundo pasa precisamente por esa mirada más amplia: entender que, detrás de cada partida, hay una persona que necesita equilibrio. Y que el éxito no se mide únicamente en victorias digitales, sino en la capacidad de sostener una carrera con la misma seriedad con la que un atleta tradicional se entrena para llegar al podio.
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